No se trata de una disciplina estrictamente musical, sino además, funcional y fisiológica, en el sentido de que aprovecha todas las posibilidades físicas de nuestro cuerpo que directa o indirectamente se vinculan a la producción de la voz.
El perfil del alumnado es de muy variado espectro en cuanto a edad, intereses, y necesidades vitales se refiere. Del mismo modo, cada alumno/a posee una voz única e irrepetible pues nace y muere con él/ella.
La enseñanza del canto requiere, por tanto, la adaptación continua a nivel de desarrollo del instrumento, más una valoración de la madurez psíquica y emocional del aprendiz.